Son las leyes de la vida. Son las injusticias que quizás nos pueblan y van dejando de conmovernos. Soy yo, que ya no sufro tanto las caídas. Sos vos, que quizás ni siquiera te caés tanto como me caigo yo, todavía (aunque preferiría haber aprendido justamente eso, a no caer, en lugar de a no llorar cada vez que caigo).
Es la vida, sólo eso.
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