martes, 7 de diciembre de 2010
“En algún momento del trayecto, cambiaste, dejaste de ser tú. Permitiste que te señalaran y te dijeran que no sirves. Y, cuando empeoró todo, buscaste a quien echarle la culpa…Voy a decirte algo que ya sabes: el mundo no es todo alegría y color…y, por muy duro que seas, es capaz de arrodillarte a golpes y tenerte sometido permanentemente si no se lo impides. Ni tú, ni yo, ni nadie golpea más fuerte que la vida. Pero no importa lo fuerte que golpeas, sino lo fuerte que pueden golpearte, y lo aguantas mientras avanzas. Hay que soportar sin dejarle avanzar. ¡Así es como se gana! Si tú sabes lo que vales, ve y consigue lo que mereces, pero tendrás que soportar los golpes. Y no puedes decir que no has llegado donde querías llegar por culpa de él, de ella…ni de nada. Eso lo hacen los cobardes, ¡y tú no lo eres! ¡Tú eres capaz de todo! Pero, hasta que no empieces a creer en ti mismo, no tendrás tu vida propia.”
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