sábado, 18 de diciembre de 2010

¿Es un capricho? ¿Es una necesidad? ¿Es constancia? ¿Es lealtad? ¿Es tenacidad? ¿Es terquedad? ¿Es intransigencia? ¿Es obstinación? ¿Cómo se llama eso que sentimos y que no se va con el tiempo? ¿Es amor? ¿Es una manía? ¿Es ceguera? ¿Qué es? ¿O es una obseción?
Es muy fácil confundir amor con obseción, pero no son lo mismo. El amor está en todo el cuerpo, la obseción solo está en tu cabeza. Te encierra en tú burbuja, te aísla, te adormece. Cuano no hay amor aparece la obseción, para aturdirnos, para hacernos creer que sentimos algo cuando en realidad no sentimos nada, porque estamos vacíos, vacíos de amor. El amor saca lo mejor de uno, y la obseción lo peor.
A veces podemos parecer valientes, arriesgados, y en realidad lo que nos empuja es estar ciegos, obsecionados. Por la obseción se puede hacer cualquier cosa, se puede lastimar tanto. Por la obseción al fin y al cabo es un medio para llegar a ningún lado, o para llegar demasiado lejos.
Trampas en nuestra cabeza, y ahí vamos inocentes entregando nuestro cuerpo, creyendo que ese caminos nos llevará hacia el amor justificando los medios por ese fin. Y en nombre del amor, matamos al amor. Por eso las obseciones son tan peligrosas, porque es un lugar del que nunca se vuelve.

No hay comentarios:

Publicar un comentario